La cirugía de tiroides, también conocida como tiroidectomía, es un procedimiento quirúrgico realizado para remover parte o la totalidad de la glándula tiroides. La glándula tiroides es una pequeña glándula con forma de mariposa ubicada en la parte frontal del cuello, y desempeña un papel crucial en la regulación del metabolismo del cuerpo y en la producción de hormonas.
La cirugía de tiroides se realiza habitualmente para tratar diversas afecciones tiroideas, como el cáncer de tiroides, el bocio y los nódulos tiroideos.
Existen diferentes tipos de cirugía de tiroides, dependiendo de la extensión de la extracción de la glándula tiroides necesaria. Los dos tipos principales son:
Tiroidectomía total: En este procedimiento, se remueve la glándula tiroides completa. Se realiza comúnmente cuando hay sospecha o diagnóstico de cáncer de tiroides, o en casos de agrandamiento severo de la glándula tiroides (bocio). Después de una tiroidectomía total, el paciente necesitará tomar medicación de reemplazo hormonal tiroidea sintética por el resto de su vida.
Tiroidectomía parcial: También conocida como lobectomía o hemitiroidectomía, este procedimiento implica la extracción de solo un lóbulo de la glándula tiroides. Se realiza típicamente cuando hay nódulos tiroideos benignos o cuando hay sospecha de cáncer de tiroides limitado a un lóbulo. Después de una tiroidectomía parcial, el lóbulo restante puede seguir produciendo suficiente hormona tiroidea para satisfacer las necesidades del cuerpo, eliminando la necesidad de una terapia de reemplazo hormonal de por vida.
Antes de someterse a la cirugía de tiroides, se realiza una evaluación exhaustiva, que puede incluir análisis de sangre, estudios de imagen y una biopsia por aspiración con aguja fina para determinar la naturaleza de cualquier nódulo o anormalidad en la glándula tiroides. La cirugía se realiza generalmente bajo anestesia general, asegurando que el paciente esté dormido y cómodo durante todo el procedimiento.
Durante la cirugía, el cirujano realiza una incisión en la parte frontal del cuello, a lo largo de un pliegue natural de la piel, para acceder a la glándula tiroides. El tamaño y la ubicación de la incisión pueden variar según el caso específico y la preferencia del cirujano. El cirujano identifica y preserva cuidadosamente las estructuras circundantes, como las glándulas paratiroides y los nervios laríngeos recurrentes, para minimizar el riesgo de complicaciones.
Una vez expuesta la glándula tiroides, el cirujano remueve la porción afectada o la glándula completa, según el procedimiento planificado. Se presta especial atención a la eliminación de cualquier tejido sospechoso o canceroso, al tiempo que se preservan las estructuras cercanas. En algunos casos, se realiza un análisis de sección congelada durante la cirugía para evaluar la presencia de células cancerosas y guiar la extensión de la tiroidectomía.
Después de la cirugía de tiroides, el paciente se monitorea de cerca en la sala de recuperación antes de ser trasladado a una habitación de hospital o dado de alta para ir a casa. La mayoría de los pacientes experimentan cierto grado de molestia, hinchazón y ronquera después de la cirugía, pero estos síntomas suelen desaparecer en unos pocos días a semanas. Se pueden recetar analgésicos y pastillas para la garganta para controlar cualquier molestia.
La cirugía de tiroides, al igual que cualquier procedimiento quirúrgico, conlleva ciertos riesgos y posibles complicaciones, aunque son relativamente raras. Estas pueden incluir sangrado, infección, daño a las estructuras cercanas, como las glándulas paratiroides o los nervios laríngeos recurrentes, y cambios en la calidad de la voz. El riesgo de complicaciones varía según factores como la experiencia del cirujano, la salud general del paciente y la condición específica que se está tratando.
Después de la cirugía de tiroides, los pacientes pueden requerir terapia de reemplazo hormonal tiroidea de por vida si se ha removido la glándula tiroides completa. Esta medicación ayuda a regular el metabolismo del cuerpo y prevenir los síntomas de una tiroides poco activa (hipotiroidismo). Las visitas regulares de seguimiento con un endocrinólogo o especialista en tiroides son importantes para monitorear los niveles hormonales y ajustar la dosis de medicación según sea necesario.
En conclusión, la cirugía de tiroides es un procedimiento quirúrgico realizado para remover parte o la totalidad de la glándula tiroides. Se utiliza comúnmente para tratar el cáncer de tiroides, el bocio y los nódulos tiroideos. El objetivo de la cirugía es mejorar la salud y el bienestar del paciente al abordar las afecciones tiroideas que requieren intervención quirúrgica.
Dr Ricardo Bartel
Otorrino
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